miércoles, 29 de octubre de 2014

VENCEDORES ANÓNIMOS



Hace ya tres años que pasaron los juegos Panamericanos Guadalajara 2011, aun quedan vestigios del color que cubrió el suelo de las principales avenidas, aun huele un poco a ese aroma de juventud y competencia que reinaron en esta ciudad. Quedan algunas esculturas de pobre belleza y color reducido por el corredor Lázaro Cárdenas, donde los turistas se siguen preguntando el qué o el porqué al verlas, sin respuesta, no queda muy claro. La villa panamericana está vacía y triste después de haber alojado a los cientos de atletas que saciaron su diversión, estrategia y sexo en los dormitorios y pasillos del edificio de cartón.

Fue un octubre apasionado y perfecto, la comunidad en su totalidad se entregó y cooperó al máximo, muchos de los que trabajaron en el evento lo recuerdan como la experiencia de sus vidas. Los atletas mexicanos brillaron como nunca y se llevaron el medallero, uno a uno fueron colgándose preseas sonrientes y victoriosos. Emilio González pudo al fin sonreír en su proceso como gobernador y quizás logró una erección pasajera cuando el máximo dirigente reconoció los juegos como los mejores de la historia e hizo que Emilio sobrepasado gritara que vamos por los Juegos Olímpicos agradeciendo a atletas, público, y sobre todo a los voluntarios...

Hubo una voluntaria especial, que soñó también con pasar los mejores quince días de su vida, que planeó conquistar la ciudad y su felicidad empapándose de deporte y fraternidad sin recibir nada más que alegría a cambio. Hubo una heroína en silencio que ganó la medalla de la supervivencia días previos y durante los juegos panamericanos, una chica que libró su batalla contra la muerte en esos días llevándose la medalla de oro sin lugar a duda, un triunfo más para México que no se vio en el medallero pero si en la fuerza de este país. Hubo una mujer llamada Aura Méndez que de camino a su junta final de voluntariado fue atropellada y vio limitada su participación en la justa.

Aura tomó el camión que la llevaría a esa junta final donde por fin conocería el rol que llevaría a cabo en la justa deportiva. Los sueños eran muchos, las ganas y la emoción sobrepasaban su energía y su decisión de ser parte de este bello fenómeno deportivo. Cercana la fecha solo faltaba el último paso para ser parte medular de esta celebración de hermandad y fraternidad. Sin embargo había alguien más que no quería ser parte delas coordenadas de orden y cordura y embistió su automóvil contra ella alejándola no solo del voluntariado, no solo de la justa panamericana, no solo de la emoción si no de la vida misma y su forma más normal de vivirla.

Los días posteriores Aura luchó y luchó junto a su equipo más fiel, su familia entera fueron los coequiperos perfectos, haciendo esto y lo otro por ella para mantenerla fuerte y viva. Se mantuvieron a su lado para vencer a la muerte que se avecinaba casi irremediable mientras en la pista de tartán y  en las piscinas y las duelas los deportistas mexicanos seguían caminando al éxito. Orgullosos levantaban por encima de sus cabezas las medallas colgantes, Aura solo veía como colgaba el suero canalizado a su muñeca manteniéndola viva. 
La fuerza de los amigos cercanos, las oraciones, mucho hicieron para ayudar a Aura, como mucho lo hicieron los vivas y los ánimos a nuestros deportistas que seguían dominando el terreno de juego. aun así no era suficiente y ella tuvo que librar una prolongada pelea junto a su equipo durante días, semanas, después meses. Incluso después de que México terminara victorioso en el tablero, después de que Emilio se viera orgásmico en la ceremonia de celebración y el bodrio de Alejandro Fernández ejecutara la peor canción en la historia de los panamericanos. Aun después de que el tri olímpico se llevara la medalla de oro y México explotara...

Aura Méndez lucha hoy en día aun por ganar la competencia que le dio el destino días antes de los panamericanos. Se suponía que debía de haber sido voluntaria y ser parte del grupo feliz de personas que vivieron la experiencia de sus vidas. Aura y su familia siguen luchando por incorporarse a la vida normal nuevamente, el camino aun es largo y todavía se perciben las secuelas de aquel trágico día.

Aura Méndez Guzmán es otra vencedora de los Juegos Panamericanos 2011

martes, 21 de octubre de 2014

SU MAJESTAD JORGE CAMPOS



Bienaventurados los que lo pudimos ver en las canchas, felices quienes lo seguimos y lo llenamos de esperanza y de sonrisas. Afortunados los que lo tuvimos de ídolo bajo el marco de la nuestra selección y quienes vivimos esa etapa de color, magia y felicidad en las canchas mexicanas. Me refiero claro, a la gracia que nos dio a los amantes del futbol a quienes vimos jugar al extravagante Jorge Campos.

El futbol son vínculos deportivos, de colores, de pasión y de lealtad, pero el futbol también es un espectáculo, una vitrina para fomentar mentadas y carcajadas, un show repleto de color y magia que se alimenta de gritos, de patadas, discusiones y puñetazos, fortuna y belleza. El futbol no solo nació para los grandes deportistas, también lo hizo para actores y guiones dramáticos que permanecen elocuentes en la memoria de los espectadores. El futbol precisa de primeros actores y otros más secundarios, sin embargo pocos alcanzan este nivel de protagonismo tan majestuoso como lo hizo el "brody" Campos.

Dueño y creador de una parafernalia única en los años noventa, hábil con los pies y con las manos, con la inteligencia y con la destreza, con el humor y la precisión. Jorge Campos llenó de color el arco nacional y el de varios equipos en su etapa de atajador, elevó al máximo la posición, convirtió el ser guardameta en la meta principal de varias generaciones. Ahora los niños no temían más al arco y querían defenderlo para emular al acapulqueño. El "brody" llenó de luz las metas que resguardó y sacó brillo permanente a su andar por el mundo futbolístico, dejó huella inborrable.

Los colores fueron su defensa principal, su característica. Envuelto en terribles uniformes dignos de payaso arlequín del medievo extraviado en una cancha de futbol, los cuales, más tarde se convertirían en piezas únicas, en cheque al portador, en toneladas de dinero enmarañado de marca y de piratería. Campos y su terrible gusto de la moda demostraron que la estética puede ser superada por la magia y la ridiculez.


Ni que decir de la alegría que inyectaba el verlo jugar con los pies como pocos porteros lo harán en la historia. Poniendo en singular peligro su meta y acelerando infartos de propios y extraños con esa clase y desparpajo característico. No fue el primero en arriesgar la pelota con pies habilidosos retando al rival es cierto, ya el colombiano René Higuita lo antecedía con esta gracia tribunera, pero Campos y sus colores reinventaban el género y lo traían a este país tan falto de identidad después de ocho años sin mundial de futbol.

En ningún otro jugador se ha puesto tal confianza y amor generalizado en los últimos años en el futbol nacional. Campos trascendió al mundo de las marcas y los grandes patrocinios, está vigente, tiene y tuvo peso en plantillas mundialistas anteriores, es la imagen de la felicidad que provoca jugar futbol. Jorge Campos fue y será la viva sensación de lo que significa jugar al futbol como cuando se fue pequeño, es el amor a la reta, la cascarita, la cábula, el apodo, la carrilla, el color, la sonrisa. Jorge Campos es el ídolo que nunca nadie pudo reprochar.

miércoles, 15 de octubre de 2014

20 AÑOS DE INADAPTADOS


La primera vez que vi a Los inadaptados conscientemente fue en el viejo bodegón llamado las Biaz por allá de finales de los noventa, y digo consciente porque supe que los había visto años antes sin saber que eran ellos. Me los topé sin querer registrarlos pero de inmediato se sintió ese plus que lo da una banda que de golpe vale la pena y sabes que trae algo encima. Más tarde la vida me puso enfrente para abrirles un show con "Mezcal Sound" o lo que fue antes de ser No tiene la vaca. No hubo decepción, el crecimiento era preciso, Los Inadaptados sin duda se estaban convirtiendo a pasos grandes en un producto de exportación de calidad, ritmo y originalidad para el país.

Recién me entero de sus 20 años de existencia, algo que pocas o casi ninguna banda de la ciudad y casi del país ha logrado. El tributo se vuelve absolutamente necesario, nada de la historia de esta ciudad podría ser verdad sin la existencia de estos chicos. Casi no hay recinto, auditorio, bar, foro que no hayan pisado Los Inadaptados y que hayan dejado la huella del baile y de su verdad lírica, la cual los ha acompañado siempre y han sido fieles a lo que les han dictado sus revolucionarias cabezas, llevando incluso esto a giras de arraigo y valor a diferentes partes de la república.

Es impensable para muchos tratar de entender la existencia de la música underground de esta ciudad sin la pimienta de lo que estos chicos, jóvenes y adultos han inyectado a través de los años y de su música. El camino no ha sido miel sobre hojuelas todo el tiempo, pero han sabido proponer y conservar ese estilo Inadaptado tan particular, combativo, auténtico y disparatado, con letras que se atreven y que explican el entorno natural de una generación inquieta e inconforme. Una lírica que apuesta por la inquietud juvenil en todos sus niveles, la rebeldía y la fiesta en sinergia para elevar emociones y exaltar poemas de revolución.

"No somos lo que quieres", es el nombre de su disco y curiosamente en tantos largos años de caminar por los escenarios de este país, solo esta placa oficial persiste y existe entre nosotros. Sin embargo no tendría empacho en colocarla en un sitio privilegiado en el histórico de esta ciudad y su cultura, su rock y su discografía básica. Sin duda esta obra que tardó varios años en ver la luz y que pasó por la creación, composición y ejecución de más de uno, ocupa un lugar muy especial en la historia de esta ciudad y sus bellas y curiosas costumbres. Los inadaptados supieron darle forma en este disco a casi 10 años de historia y ganas de sobresalir a pesar de todo. Es la música y la voz de varias generaciones en la voz de los sobrevivientes.

Tengo que aceptar y penetrar la llaga del lado humano y de la realidad. Después de salir esta placa la banda disfrutaba del ejercicio pleno de un crecimiento y una madurez que por fin traducía en justicia años de honestidad detrás de esos acordes. Pude verlos tocar en un punto de efectividad y comunicación con el público que nunca antes les había visto, estaban plenos y listos para dar el paso especial...

Nadie sabe que ocurrió, así de tajo la banda se partió en dos con un hijo que gritaba por atención en medio de ellos, me refiero por supuesto a su disco apenas lanzado. La gente esperaba ver explotar ese disco y ver a la banda tomarlo de la mano para que todo el país pudiera verlo y sentirlo, acariciarlo y arroparlo como la gran joya que era. Sin embargo el infortunio y la incertidumbre fueron los que reinaron el mundo Inadaptado...

La reconstrucción como todos los siniestros fueron lentos y dolorosos para algunos, fulminantes para otros. La recuperación fue exitosa y el camino se fue acomodando de a poco hasta volver al camino de la plenitud nueva, la reinvención. Los inadaptados siguen y seguirán apareciendo en los carteles y en la historia de esta ciudad, al igual que cuando jóvenes apostarán por los mismos medios y la misma plenitud. Los Inadaptados es una de las mejores bandas de ska punk del país a la cual en su mejor momento le invadió la enfermedad misma llamada humanidad... al fin y al cabo característica ineludible de un Inadaptado.

Felices 20 años de camino a Los Inadaptados



lunes, 6 de octubre de 2014

CLÁSICO AMOR CLÁSICO ODIO


De las cosas más hermosas del futbol y de casi todos los deportes está la facultad de amar y odiar, de alabar y repudiar, de alentar y reprobar. El amor y el odio se conjugan de hermosa manera para crear una afición,y creo que es necesario identificarla para poder disfrutar al límite casi cualquier deporte. Amor y odio suelen vivir y potencializarse en los clásicos. Es el momento cumbre del sentimiento deportivo ante el equipo predilecto y el equipo odiado.

Me encanta ver los "clásicos" del deporte, en otras partes los llaman "derbis"; como sea estos encuentros son únicos y atractivos porque día a día siguen construyendo las mejores historias del deporte. Sin duda sería difícil que cualquier liga deportiva del mundo pueda sobrevivir de manera exitosa sin la existencias de estos duelos tan exquisitos tanto deportiva como socialmente. Así entonces no imaginamos la liga española sin el Real Madrid vs Barcelona, o en Argentina el Boca vs River Plate y así otros cientos de enfrentamientos que cada fin de semana regocijan al mundo y avivan las ligas.
La mayoría de los clásicos tienen su fundamento en la cuestión regional, es decir, por el lugar o la ciudad a la que pertenece, a otros más los enfrenta las sumas de éxito, otros tantos por sucesos extraordinarios extracancha que hacen explotar las rivalidades. De esta manera la rivalidad encuentra su mejor lugar en estos duelos que se sobrellevan a muerte y que para los más infectados afecta no solo su experiencia aficionada, sino su vida misma y su relación con el entorno social.

En los clásicos no hay tregua, no se debe alabar ningún aspecto del rival, no se deben mostrar honores por los rivales, es una oportunidad perfecta para pelear con el alma y defender con la razón en el deporte. En los clásicos se puede llorar a favor y en contra, las lágrimas se pueden convertir en fragmentos de granadas agresivas que acarrean las derrotas con el odiado rival. En los clásicos se debe odiar con cada centímetro del cuerpo y de la razón. 

En estas nuevas épocas de deporte exhibido, donde la prensa insiste en crear deportistas perfectos y quitarles los errores humanos para convertirles en poetas de las buenas costumbres y ejemplares personajes de Plaza Sésamo, hoy, la prensa y las instituciones quieren reducir este odio deportivo a batallas de buenos modales propias del manual de Carreño. Todo esto a consecuencia de quienes de manera patológica llevaron a los extremos este odio y le dieron forma de violencia. Es comprehensible que se quiera erradicar la violencia, sin embargo debe persistir el odio deportivo. Los rivales no estamos para estrechar manos más que para iniciar el encuentro, debemos seguir viviendo al máximo este odio y este amor, el futbol y el deporte necesitan de esta parte del mismo para seguir siendo lo más hermoso del mundo.

Aprovecho para reprobar el homenaje de los Red Sox a Derek Jeter de los Yankees hace unos días. No pongo en tela de juicio el talento del ahora mítico pelotero, sin embargo repruebo tajántemente que el odiado rival le haya regalado el Femway Park para un tributo más. El respeto a su carrera es suficiente, pero llevarlo a tal grado es justamente por lo que los clásicos no deben de caer jamás. ¿O imaginan a Lionel Messi siendo tributado en el Santiago Bernabeu? ¿O a Wayne Rooney en la casa del City?

Amo ver los clásicos, amo ganar los clásicos, amo tener que odiar durante noventa minutos un pocos más, solo un poco más.